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EL MIEDO AL FRACASO

Con frecuencia cuando nos vemos enfrentados a la necesidad de tomar una decisión importante en la vida, nos surge una suerte de angustia. Sensación normal, pero que puede volverse paralizante si en nuestra mente magnificamos el problema y lo convertimos en un asunto de vida o muerte donde cualquier error podría traer consigo resultados fatales. Y es que detrás de esta preocupación se esconde una de las más dañinas emociones del ser humano: el miedo al fracaso.

Si bien es cierto la mayoría de la gente teme equivocarse al tomar una decisión o al emprender algo nuevo, en algunas personas este temor se rigidiza, de manera que no logran desprenderse del miedo que les produce errar. El miedo las paraliza y se quedan estáticas en su camino, sin atreverse a actuar para no tener que enfrentar un posible fracaso. Entonces estamos en presencia de un comportamiento patológico.

Frases como: “No voy a iniciar esta relación porque voy a sufrir”, “no voy a estudiar esa carrera porque no voy a ser capaz” o “no voy a bailar porque lo voy a hacer mal”, son frecuentes en quienes temen al fracaso. De alguna manera, el horror que les produce fracasar en algo es superior a su deseo de ser felices.

Y más difícil aún se torna la situación cuando estas personas se ven enfrentadas a elegir una opción entre varias, como es escoger una carrera. Altamente autoexigentes, sienten la responsabilidad de la decisión recaer sobre sus hombros, y se sienten obligadas a elegir la alternativa correcta, pues no podrían soportar la culpa si llegaran a equivocarse.

Muchas son las razones que hacen que alguien se comporte de esta forma. Generalmente, a la base, hay una infancia regida por padres perfeccionistas o autoritarios, donde el error fue muy mal tolerado y las expectativas de éxito fueron explícita o implícitamente altas, principalmente en el ámbito académico.

Sin embargo, y como la angustia suele ser una mala consejera, al momento de tomar cualquier decisión, es bueno detenerse, mirarse para adentro y formularse algunas preguntas: ¿Es realmente tan grave cometer un error? ¿Hay en la vida un solo camino correcto, o más bien varios caminos que podrían resultar buenos? ¿Podemos adivinar y tener una especie de garantía de que nunca vamos a equivocarnos?

No se puede vivir buscando certezas y tratando de pisar sobre seguro. Siempre existen las dos posibilidades: triunfo o fracaso. Pero hay que atreverse a intentarlo. Alguien dijo que en la vida hay que tomar decisiones definitivas sobre bases inciertas. Nunca va existir la certeza absoluta de que todo va a salir bien, pero es necesario elegir una opción y luego jugársela por ella de todo corazón. Esa es la única forma de hacer lo correcto.